Entrada al azar

      lunes, 14 de mayo de 2018

      QUIÉN CANTA (Saiz de Marco)

      Canta. Canta bonito. Que nadie canta así. Que en verdad no hay quien sepa hacerlo como tú.

      Alguien asume que el amor que siente ya no es correspondido, que habrá de vivir sin la persona amada. Pero ignora cómo hacerlo y si lo logrará. Por eso entona

      ¡Cuántas cosas quedaron prendidas
      hasta dentro del fondo de mi alma!
      ¡Cuántas luces dejaste encendidas!
      Yo no sé cómo voy a apagarlas.


      Canta tu canción.

      Muere quien quiso a Manuel y su adiós le vacía. Más aún porque recuerda que nunca pedía nada. Y que él no devolvió el amor recibido. Por ello escribe

      Recuerdo
      qué poco amé
      a quien me amó
      y entonces
      quisiera marcharme
      donde desde siempre
      nos esperan
      abiertos
      puertos sin naves
      de regreso


      Canta como tú sabes.

      A Miguel se le clava que, mientras está recluido en una cárcel, su mujer y su hijo sólo tienen cebollas para comer. Así que necesita cantar -mientras se imagina acunando a su hijito-

      Vuela, niño, en la doble
      luna del pecho.
      Él triste de cebolla,
      tú satisfecho.
      No te derrumbes.
      No sepas lo que pasa
      ni lo que ocurre.


      Canta más. Eres hábil para eso. Se te da bien.

      Alguien descubre que, tras perder a la persona amada, las cosas que compartió con ella han perdido su valor. Con voz rota exclama

      Tu calle ya no es tu calle:
      es una calle cualquiera
      camino de cualquier parte.


      Sigue. Sigue cantando a través de ellos.

      Otro padece porque ha perdido algo y, siendo ese sufrir lo único que le queda de aquello, no quiere que se vaya para siempre. Le brota entonces

      Mi pena es muy mala,
      porque es una pena
      que yo no quisiera
      que se me quitara.


      No dejes de cantar.

      Antonio ve en mayo florecer plantas, árboles. Retoña incluso un olmo que parecía seco. Es como si reviviera. Pero su joven mujer, muerta unos meses antes, no volverá nunca. Y afirma

      Mi corazón espera,
      también hacia la luz y hacia la vida,
      otro milagro de la primavera.


      Vamos, artista, canta más.

      Jorge Luis se reprocha que no ha sido feliz. Y lo lamenta, no por sí mismo, sino porque con ello ha dañado a quienes anhelaban verle alegre. Así pues anota

      Mis padres me engendraron para el juego
      arriesgado y hermoso de la vida,
      para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
      Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
      no fue su joven voluntad.


      Sigue. No pares de cantar.

      Alguien asistió a la muerte de su madre. Era de noche y había luna llena. Desde entonces, cada vez que ve brillar la luna recuerda esa pérdida. Ello le lleva a decir

      Una noche de luna
      murió mi madre.
      A la luna no miro
      por no acordarme.


      Canta más, por favor.


      Cèlia había oído decir "traición". Creía saber su significado. Pero nunca lo había sentido. Un día lo vive en su piel, en su carne: es traicionada. Y de ella sale

      Tantas veces he escuchado la palabra traición
      como si estuviera vacía por dentro, entraba
      por mis oídos y allá se quedaba,
      tapón de cera, sin llegar nunca al fondo del fondo.
      Hasta hoy.

      Qué amplio es tu repertorio.

      Algo desgarrador debió pasarle a César para escribir que hay golpes en la vida que hacen que

      el hombre... pobre... ¡pobre! vuelve los ojos, como
      cuando por sobre el hombro nos llama una palmada.
      Vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
      se empoza, como charco de culpa, en la mirada.


      Así que canta, dolor. Sigue y no pares.

      Es tu don virtuoso, tu única utilidad.

      Canta con tu voz honda. Con tu voz propia y múltiple.

      Canta y canta, dolor, porque nadie en el mundo sabe hacerlo como tú.



      10 comentarios:

      1. El cante, para ser cante,
        solamente necesita
        que el vello se nos levante.

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      2. Si no te quema
        ni te muerde al leerlo,
        no es un poema.

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      3. Di algo que no sepas decir.

        (C. E. DE ORY)

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      4. A la larga todo es materia para el arte. Sobre todo la desdicha. La felicidad no, la felicidad ya tiene su fin en sí misma; por eso casi no hay poetas de la felicidad.

        (BORGES)

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      5. ¿Quién me engaña en la noche, y aúlla

        pidiéndome que salga, que salga a la calle y camine,

        y corra, y atraviese las calles como perro rabioso

        las calles desiertas en que es siempre de noche,

        buscando locamente el baccarrá en la noche!







        ¿Quién me despierta, qué hembra mortal o pájaro,

        para decirme que aún vivo, que aún deseo, que tengo

        todavía que imprimir una última dirección a mis ojos

        para buscar el baccarrá en la noche?







        ¿Qué uñas escarban mi vejez, y qué mano que no perdona

        tortura mi muñeca, conduciéndome

        como a un lugar seguro, al baccarrá en la noche?

        ¿Qué mano de madre, qué oración susurran

        luna tras luna los labios de la luna

        gritando en medio de la calle a solas

        descubriéndome en la acera, denunciando a todos

        mi testamento secreto, mi pavor y mi miedo

        sin descanso de encontrarme, no sé si hoy quizás, tal vez

        mañana, jugando

        ya para siempre al baccarrá en la noche.

        (PANERO)

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      6. Viejo es el viento y todavía sopla

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      7. La inteligencia busca. El corazón encuentra.

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      8. ¡Ven lentamente, Edén!
        Labios no acostumbrados a ti,
        tímidos, sorben tus jazmines
        como la desfallecida abeja

        que al llegar tardíamente a su flor,
        zumba a su alrededor,
        cuenta sus propios néctares,
        entra, y se pierde en los bálsamos.

        (EMILY DICKINSON)

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      9. He conocido orillas peores que el naufragio.

        (NEORRABIOS@)

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