Entrada al azar

      lunes, 20 de agosto de 2018

      MILONGA DE UN SOLDADO (Jorge Luis Borges)


      Lo he soñado en esta casa

      entre paredes y puertas.

      Dios les permite a los hombres

      soñar cosas que son ciertas.



      Lo he soñado mar afuera

      en unas islas glaciales.

      Que nos digan los demás

      la tumba y los hospitales.



      Una de tantas provincias

      del interior fue su tierra.

      (No conviene que se sepa

      que muere gente en la guerra.)



      Lo sacaron del cuartel,

      le pusieron en las manos

      las armas y lo mandaron

      a morir con sus hermanos.



      Se obró con suma prudencia,

      se habló de un modo prolijo.

      Les entregaron a un tiempo

      el rifle y el crucifijo.



      Oyó los vanos discursos

      de los vanos generales,

      que nos digan los demás

      la tumba y los hospitales.



      Oyó vivas y oyó mueras,

      oyó el clamor de la gente.

      El sólo quería saber

      si era o si no era valiente.



      Lo supo en aquel momento

      en que le entraba la herida.

      Se dijo “No tuve miedo”

      cuando lo dejó la vida.



      Su muerte fue una secreta

      victoria. Nadie se asombre

      de que me dé envidia y pena

      el destino de aquel hombre.



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