Entrada al azar

jueves, 9 de agosto de 2018

CARBONO (Billy MacGregor)


Coño, todo fue ponerme los turboauricudífonos y en la intro de Superhéroes, de The Sript, aparece así, plas, Carlos, al que no veo desde hace 39 años, a mi lado pidiéndome un cigarro. Pudo ser mi más mejor amigo de toda la vida, pero yo, por lo visto, no necesito a nadie.

Caminamos por la orilla de la playa con los pies metidos en el agua.

Y así, plas, miro a mi derecha y me veo a mi padre, que está muerto, bebiendo un bitter Kas de la botella y le digo, papá, mañana tienes que llevarme a coger espinacas al arroyo y él, se sube a la moto y me hace para que monte detrás, justo cuando plas plas plas plas plas mis hermanas cruzan por un paso de cebra cogidas de la mano y vestidas con uniformes blancos y se meten en el  mar.  Mamá, por la ventana, tira confetti y bocadillos de jamón. Miro hacia atrás porque hay mucho ruido y resulta que todo 5°C subido a una carroza tirada por 12 caballos y con el traje puesto de príncipe de Gales canta un villancico con panderetas y esas voces de pito que tienen los imberbes. Y al lado, no te lo pierdas, la madre de Bambi. No quiero que termine nunca esta canción, pienso, mientras el agua se mete entre los dedos de mis pies. ¿Tú? Estás, preciosa le digo, pero como si nada. Ella siempre estaba a otra cosa. Más importante que yo. Pero está preciosa. Alguien me pone la mano en el hombro, pero no veo a nadie. Aunque escucho su voz: al fin encontré la luz...ni te imaginas dónde. Y justo delante, de la arena, empieza a salir gente del metro con sus prisas y sus cosas en la cabeza y un tío me dice, ¿te acuerdas de mí? Y yo le digo, pues ahora mismo no. Y se va. Y cuando ya no está recuerdo que un día me vendió una camisa. De flores. Y mientras voy pensando en eso la chica del tren me coge de la mano y me pregunta que si puede darme un beso. Sólo nos vimos una vez. En un tren. Por eso es la chica del tren. A lo lejos viene alguien caminando. Como sin gafas no veo un carajo no sé quién es, aunque solo conozco a una persona que camine así sobre las aguas. ¿Qué pasa tío?, me dice, y se me queda mirando y me cuenta que él quería ser fontanero " pero mi padre...ya sabes, el negocio familiar...". Y entonces es cuando del cielo baja Elvis y todo el mundo comienza a gritar, una locura, con su traje de Elvis y sus gafas oscuras...Tengo hambre. Todos tenemos hambre y algunos han sacado tortilla de patatas y pan y están repartiéndola entre la gente. Nos quedamos sentados un rato en la orilla, viendo como el Sol dice adiós con un pañuelo blanco. Después cada uno se marcha por donde ha venido, justo cuando los últimos acordes se desvanecen poco a poco en mi cabeza.


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