Entrada al azar

      miércoles, 10 de julio de 2019

      LA HISTORIA DE UN SUFRIDO HIJO DE PUTA (Charles Bukowski)


      una noche llegó piel y huesos a mi puerta, mojado apaleado
      temeroso
      era un gato blanco bizco rabón
      lo dejé entrar lo alimenté fue uno más en la casa
      desarrolló hacia mí cierta cariñosa confianza
      hasta que un buen día un conocido,
      aparcando en mi cochera
      pasó con su coche por encima del gato blanco bizco rabón
      de inmediato llevé lo que quedaba de él a un veterinario que dijo:
      "no hay mucho que hacer… dale estas pastillas… su espinazo
      está aplastado, pero fue aplastado anteriormente y de algún modo
      logró sanar, si sobrevive no volverá a caminar, mira
      estas radiografías, le metieron un escopetazo,
      mira estos puntos oscuros
      son perdigones enquistados… además, alguna vez tuvo una cola
      y alguien se la cortó…
      me llevé el gato a casa, era un verano caluroso, uno
      de los más calientes en décadas, puse al gato en el suelo del baño,
      le serví agua, sus pastillas, no quería comer ni beber agua,
      yo sumergía mi dedo en el agua, le humedecía la boca el hocico
      y le hablaba, ese verano no fui a ningún lado, pasé muchos días
      de ese verano en el baño hablándole, acariciándolo suavemente,
      él me miraba con esos ojos que se le entrecruzaban
      mientras tanto pasaban los días,
      una tarde hizo su primer movimiento
      arrastrándose con sus patas delanteras
      (las traseras no querían moverse)
      llegó hasta el rincón donde yo había preparado su cama
      se arrastró un poco más y se dejo caer en ella,
      fue para mí como el sonido de un clarín presagiando la victoria posible
      aturdiendo el baño, desparramándose por la ciudad, yo
      le conté entonces a ese gato -que lo había pasado mal también, no tan mal,
      pero bastante mal…
      una mañana se irguió, se paró sobre sus patas, cayendo luego de espaldas,
      me observaba mansamente.
      "puedes hacerlo" le dije.
      él insistió, se levantaba y volvía a caer, una y otra vez,
      finalmente
      caminó unos pocos pasos, era la viva imagen de un borracho
      sus patas se negaban a obedecerle, cayó nuevamente, descansó
      y nuevamente se levantó.
      ustedes conocen el resto de la historia: está mejor que nunca,
      bizco casi sin dientes, pero ha recuperado su gracia, y esa mirada
      de sus ojos, pícara, no lo ha abandonado…

      algunas veces me hacen entrevistas, desean saber
      de mi vida, de mi literatura,
      yo me emborracho, cojo en brazos a mi gato
      bizco, herido de bala, atropellado dos veces, rabón
      y digo: "miren, miren esto!!!"

      ellos no entienden nada, insisto, nada de nada, preguntan
      algo por el estilo de:  "reconoce usted influencias de Celine?".
      "no", levanto mi gato, "por lo que sucede, con cosas
      como esta, como esta !!!".

      sacudo a mi gato, lo llevo
      hacia la luz brumosa por el humo y el alcohol, está relajado, él sabe…

      este es el momento en que la entrevista termina
      a veces me siento orgulloso cuando miro las fotografías
      ahí estoy yo, ahí está mi gato, hemos sido
      retratados juntos
      él también comprende que son idioteces, pero de alguna manera te ayudan


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