Entrada al azar

viernes, 7 de febrero de 2020

CAINISMO (Marco Denevi)


Lo más terrible para Caín es no saber por qué Dios rechaza sus ofrendas y acepta las de Abel. No adivinar qué le dice cuando lo amonesta rudamente: «Si obraras bien, andarías erguido, mientras que si no obras bien estará el pecado a tu puerta», ni qué le insinúa cuando añade: «Cesa, que tu hermano siente apego por ti y tú debes dominar a tu hermano». Por más que se esfuerce, Caín no comprende. Pero trata de complacer a Dios. Busca, cambiando todos los días de conducta, aparentar que ha descifrado los mensajes de Dios. Sin embargo Dios siempre se le muestra mohíno y siempre es porque Abel anda de por medio. Ese Dios sibilino convierte a Caín en un hombre desesperado. Finalmente apela a un último recurso. Ama a Abel pero más ama a Dios, y entre Abel y Dios la elección no es dudosa. Elimina, pues, a ese tercero en discordia. Y se sienta a esperar que Dios hable claro.


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