Entrada al azar

jueves, 19 de julio de 2018

OPCIÓN B (Billy MacGregor)


Treinta y dos días después de que enterraran a Clarita en San Fernando, Luis se metió un tiro.

No tuvo que ver con que él siempre hubiera estando diciéndole a Clarita que, sin ti, me moriría, ni nada parecido. Tuvo que ver con los objetos. Con el cepillo de dientes de Clarita pudriéndose de viejo en su vasito. Con las bragas de Clarita ondeando a media asta todavía en el tendedero. Tiesas como un bacalao y manchadas de cagadas de paloma. Tuvo que ver con el silencio de la alcoba y a lo lejos los taxis y los perros ladrando a los basureros, con contar ambulancias que aullaban en medio de la noche en vez de ovejas. Tuvo que ver con las estrellas. Tantas. Tan pequeñas.

No fue por el amor. Fue por los jueves. Que ya no eran los mismos. Los jueves jugaban al parchís, y quien perdía fregaba los platos toda la semana. No fue porque no hubiera nada en este mundo como ella, sino porque ella era imposible. Y en cambio existía. Fue porque ya eran novios en el cole. Porque habían visto crecer a siete nietos. Porque se tocaba y le faltaban partes en el cuerpo y le dolían todos los huesos de echarla de menos por la casa.


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