Entrada al azar

viernes, 8 de junio de 2018

CON EL PELO MOJADO * (Antonio Muñoz Molina)


Yo tenía trece años. Habíamos ido a pasar unas vacaciones en Mallorca. Nosotros, mis padres, mis hermanos y yo. Subimos el coche a un barco en el puerto de Valencia y pasamos la noche en el mar. Me asomaba a la barandilla y era como una película. Ese día estábamos mi hermano y yo jugando en la playa, algo alejados de nuestros padres y de nuestros hermanos mayores. Mi madre nadaba muy bien, pero no se mojaba nunca la cabeza, nunca la sumergía. Así nadaban las mujeres entonces. No le gustaba mojarse el pelo. Mi hermano pequeño y yo estábamos jugando a hacer castillos de arena y túneles y a derribarlos a pisotones. No nos cansábamos nunca. Entonces vimos que corría gente por la playa, que se formaba un grupo grande un poco más allá. Dijeron que habían encontrado a alguien ahogado, o que a alguien que estaba a punto de ahogarse lo había salvado un socorrista. La gente habla con mucha autoridad de cosas que no sabe. Vi que en el grupo de gente estaba mi padre. Era fácil verlo porque mi padre siempre era el más alto, y eso que a las personas no se las reconoce con facilidad en la playa. Mi hermano y yo dejamos nuestros castillos arruinados y nuestras peleas y echamos a correr. La gente formaba un semicírculo alrededor de una mujer ahogada. Me costó creerme que era mi madre porque no la reconocía. No es que le hubiera cambiado el color de la cara. Es que no la había visto nunca con el pelo mojado.

...

* (Incluido en "Un andar solitario entre la gente")

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