La mañana de la ejecución los temblorosos miembros del reo huyeron en desbandada. Solo la cabeza permaneció en su sitio, altiva y desdeñosa, esperando con dignidad la hora signada para el cumplimiento de la sentencia. Aquella testa evidenció siempre una morosa inclinación al suicidio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario